El principal motivo por el que se colocan alarmas o detectores de presencia en la vivienda es para evitar que alguien se cuele. En las segundas residencias, se añade el terror de que te roben la casa. Hoy te explicamos las diferencias entre un ocupa y un okupa: sus derechos y tus opciones.
Todos hemos escuchado hablar del problema de la okupación. Cuidado, no lo confundas con otros términos como el allanamiento de morada o la usurpación del hogar. Cada uno de estos conceptos es diferente del anterior a ojos de la ley, por lo que tienen diferentes castigos.
Por eso mismo, es conveniente que sepas a qué se refiere cada uno de estos conceptos. Así, podrás actuar de forma más efectiva y recuperar tu vivienda si ha sido ocupada.
Diferencias entre un ocupa y un okupa: derechos y opciones
Hay una sola letra de diferencia entre estas dos palabras y ambas se refieren a apropiarse de una casa con dueño. Es normal que te pienses que significan lo mismo, pero no es el caso.
Las dos coinciden con que alguien se cuela en una casa que no es de su propiedad y se adueña de ella. En realidad, estos dos conceptos se diferencian por un único factor: la ideología.
Qué son la ocupación y okupación
Estos dos conceptos se entienden con mucha facilidad al poner un ejemplo. Si una persona entra en tu segunda residencia y se queda con ella porque no tiene techo, hablamos de ocupación.
En cambio, con la okupación se realiza la misma acción de “robar” una vivienda, pero con el objetivo de hacer una reivindicación ideológica. La gente que okupa lo hace por estar descontenta con la sociedad en la que vive, ya sea por el precio de la vivienda o cualquier otro motivo.
La okupación, en tanto que actúa como movimiento social, tiene bastantes similitudes con otras corrientes de pensamiento como el anarquismo. Lo más frecuente, es que se actúe en grupo.

Hay varios motivos por los que se realiza la okupación, aunque los principales suelen ser la crítica hacia el sistema capitalista y los problemas que tienen las familias para acceder a una vivienda.
Si bien es cierto que las okupaciones se suelen dar en edificios abandonados o públicos, esto no justifica el acto. En la mayoría de los casos, estos enclaves cumplen una función de centro de reunión.
En resumen, podríamos decir que el acto de ocupación tiene que ver con la apropiación de una vivienda con dueño “por necesidad”, mientras que la okupación hace lo mismo como reivindicación social.
Qué derechos tiene un okupa
Una vez que se realiza la okupación, las personas que han participado adquieren una serie de derechos que pueden complicar la recuperación de esa vivienda. Son los siguientes:
- Derecho a que no se les corte los suministros básicos y que el propietario los pague.
- Derecho a permanecer en la vivienda hasta que se presente una orden judicial en contra.
- Derecho a que esa vivienda se considere su morada al cambiar la cerradura de la puerta de entrada.
- Derecho a que el propietario no fuerce la puerta.
Opciones para echar a un okupa de casa
La mejor de las opciones siempre es la prevención, colocar una buena alarma de seguridad y tener cámaras de videovigilancia activas. Si ya llegamos tarde y tienes un okupa en casa, hay otras formas de actuar.

La velocidad es muy importante en estos casos. Si alguien te ha okupado tu primera residencia y avisas en un plazo menor a 48 horas, la policía puede desalojar la vivienda sin necesidad de orden judicial.
En caso de ser segunda residencia o que el plazo de tiempo sea superior a 48 horas, el proceso se puede alargar bastante. Los okupas tendrán que justificar que la vivienda es suya, por lo que generalmente aportan pruebas falsas.
La forma en la que obtienen la vivienda también es importante, ya que, si no usan la violencia, la condena se reduce en gran medida. De todas formas, el delito prescribe tras un año.
Asegúrate de que tienes un buen sistema de seguridad en casa y revisa las cámaras con asiduidad cuando se trate de una segunda residencia. Si encuentras que alguien la está ocupando, actúa lo más rápido que puedas.
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