La seguridad de tu vivienda empieza por reforzar todos los puntos de acceso a ella. Por eso, instalar una puerta que sea resistente y difícil de abrir es muy importante. No obstante, hay muchos tipos y la puerta corredera es una de las más utilizadas en hogares y empresas para evitar robos. ¡Te contamos todo sobre su instalación y sus principales ventajas!

Puerta corredera: tipos y características

La puerta corredera o corrediza se caracteriza por ser un tipo de puerta que puedes abrir a partir del deslizamiento sobre una superficie determinada. Para saber cuál es la más adecuada para tu casa, debes tener en cuenta una serie de elementos, como su tipo de mecanismo o funcionamiento y de qué tipo de material están fabricadas.

Según su mecanismo, estos son los tipos de puertas correderas que hay:

Puerta corredera de una hoja

Por su gran utilidad y simplicidad, es el tipo de puerta corrediza más usada en hogares y oficinas. Además, garantizan la comodidad y seguridad, ayudando a aprovechar muy bien el espacio. Tanto la puerta corredera de interior como la de exterior combinan fácilmente con la estética del edificio.

Puedes instalarla en numerosas estancias interiores de casa o del trabajo, como salón o sala de reuniones, cocina o incluso en el baño. Al tener una sola hoja, solo tienes que hacer un simple movimiento para abrirla y cerrarla. Para mayor tranquilidad, puedes añadir algún tipo de cerradura o candado a la puerta.

Además, esta puerta puede ir instalada directamente sobre la pared o ir sujeta sobre una barra metálica horizontal o vertical. Lógicamente, cuanto más sencilla sea la instalación, menor será el presupuesto.

Puerta corredera de una hoja

Puerta corredera y hoja fija

Similar al modelo de puerta corredera de una hoja, pero con una parte que se desliza y otra parte fija. Normalmente, la hoja fija está pegada a la pared y suele ser acristalada para que pueda pasar la luz. De hecho, es una de sus principales ventajas: aportan luminosidad a tu casa, además de dar una sensación de mayor amplitud y ayudar a ahorrar energía.

Puertas correderas enfrentadas

A diferencia de los anteriores, este tipo de puerta corrediza doble ofrece una mayor seguridad. Se suelen utilizar en el salón o la terraza, también para que parezca que el espacio es más grande.

Aquí es muy importante que el deslizamiento de la puerta no llegue a cubrir ningún interruptor o aparato eléctrico.

Puertas correderas enfrentadas

Puertas correderas paralelas

Al igual que las puertas correderas enfrentadas, las paralelas ocupan un gran espacio pero su gran ventaja es que son muy seguras y fáciles de abrir y cerrar. Eso sí, por seguridad te recomendamos que los niños estén acompañados en casa por un adulto si también van a utilizarla.

El salón, el comedor o el patio suelen ser los espacios más idóneos para instalar este tipo de puerta corrediza. Como consejo, si ves que al abrir o cerrar la puerta hace ruido, puedes aplicar algún producto de limpieza o mantenimiento sobre las bisagras.

Puertas correderas paralelas

Puerta corredera plegable

Estas puertas suelen ser más habituales en el exterior. Muchas empresas optan por este tipo de puerta. Sobre todo, tiendas y comercios para reforzar la seguridad de la entrada y evitar robos. Además de puertas, se usan como cierre en ventanas por su gran resistencia y facilidad de uso. Además, aíslan muy bien el interior del exterior.

Puerta corredera plegable

Puertas correderas apilables

El sistema de las puertas correderas apilables nos recuerda al de tipo plegable: la puerta se puede doblar y ayuda a ahorrar mucho espacio. Son similares a una persiana, ya que la puerta está formada por varias hojas que se superponen una encima de otra.

Según su material, estos son los tipos de puertas corredizas que hay:

Puerta corrediza de cristal

Como te decíamos antes, las puertas correderas de cristal aportan mucha luz y dan una sensación de gran amplitud. Eso sí, solo se utilizan en el interior de casas y oficinas. Conforme a la normativa europea, solo se puede utilizar un vidrio o cristal templado para evitar daños en caso de rotura.

Además, este material se caracteriza por ser muy maleable, ya que puede adoptar diferentes formas y colores y se adapta fácilmente a cualquier tipo de edificio. Además, se suele añadir algún detalle metálico, para darle una mayor resistencia. Salón, sala de reuniones o cocina son algunas de las estancias donde más se utiliza este tipo de puerta.

Puerta corrediza de madera

Por lo general, también es utilizada para interior. Sobre todo, para separar estancias como dormitorios, baños, comedor e incluso el pasillo. A diferencia de las puertas correderas de cristal, las de madera ofrecen un mayor aislamiento acústico.

Además, la madera es un material muy versátil como el cristal y se adapta muy fácil a cualquier tipo de superficie sin romper con la estética del hogar o de la oficina. Asimismo, es un buen aislante de la humedad y ofrece calidez en los meses más fríos del año.

Puerta corrediza metálica

Otra opción es instalar una puerta corredera de metal. Este tipo de material, además de resistente, es un aislante acústico y protege del frío y la humedad. Sin embargo, la madera aporta una mayor calidez. Por encima de la estética, la puerta metálica también destaca por su durabilidad.

Puerta corredera: instalación y consejos de seguridad

Ya te lo adelantábamos antes. Uno de los elementos clave de la puerta corredera es su seguridad. Aunque las puertas tradicionales ofrecen un alto nivel de seguridad y resistencia, sobre todo si se combinan con cerraduras, las puertas corredizas también son una opción muy recomendable.

En cuanto a su instalación, debes tener en cuenta en primer lugar el espacio del que dispones. Después, solo tendrás que colocar los rodamientos para que la puerta corredera funcione. Para que la puerta quede bien colocada, tendrás que instalar una guía a modo de sujeción para que pueda deslizarse. Ahora solo quedaría taladrar, atornillar y listo.

Por último, estos son algunos consejos de seguridad que te ayudarán si estás pensando en instalar una puerta corredera en casa o en la oficina:

  • Coloca barras de bloqueo, para evitar que las puertas se abran.
  • Si la puerta corredera es acristalada, pon un detector de rotura de cristal.
  • No olvides colocar una alarma y cámara de seguridad.

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