Los supermercados ofrecen una amplísima gama de productos y reciben una gran afluencia de visitantes, por lo que muchas veces son objetivo de hurtos y pequeños robos, que llegan a suponer unas pérdidas considerables para este tipo de establecimientos.

Sistemas antirrobo en supermercados

Los datos revelan que los comercios españoles pierden 1.800 millones de euros al año por hurtos, por lo que tomar medidas de seguridad destinadas a evitar este tipo de sucesos es una prioridad para los propietarios, con el objetivo de poder maximizar los beneficios.

Cabe recordar que si el artículo cuesta menos de 400 euros se comete una falta leve, mientras que si su valor es superior o si se emplea la violencia pasa a ser considerado delito.

Normalmente, las bebidas alcohólicas, las cremas, las prendas de vestir o las bombillas y pilas encabezan la lista de productos más sustraídos. Su precio, su tamaño y su facilidad para revenderlos son algunas de las razones que explican los motivos por los que los supermercados deben prestar especial atención a ellos.

Arcos de seguridad antihurto, uno de los clásicos

Son ya tan habituales en los comercios que muchas veces pasan desapercibidos, pero cumplen una función muy importante. No solo sirven para evitar los robos, sino que también tienen una misión de disuasión, que hace que aquellos que están planeando cometer un hurto se lo piensen dos veces antes de llevarse lo ajeno.

Estas barreras, arcos o antenas suelen situarse en la entrada y salida del establecimiento o en las cajas y alertan al vendedor cuando un producto con una alarma pasa por ellos sin haber sido pagado previamente.

Dentro de ellos, las dos tecnologías más frecuentes en supermercados son Radiofrecuencia (RF) y Acustomagnético (AM), aunque en España tiene más presencia la primera que la segunda. A la hora de elegir una, habrá que tener en cuenta factores como el presupuesto, la clase de producto a la que se va a poner la alarma o el ancho de la puerta de entrada.

Cámaras de vigilancia para que no se escape nada

Es otro de los elementos básicos en la seguridad de cualquier supermercado. Estos comercios sitúan cámaras de videovigilancia en lugares estratégicos que permitan al personal poder llegar rápidamente en caso de que se produzca una incidencia.

Además de para los hurtos, también son útiles para prevenir comportamientos violentos, peleas o cualquier otra actividad que afecte al normal funcionamiento del establecimiento.

Los sistemas de videovigilancia tienen numerosas ventajas, ya que ayudan a monitorizar cualquier comportamiento sospechoso e incluso permiten controlar que cualquier persona en el interior del establecimiento no comete pequeños hurtos, incluyendo los propios empleados, ya que se han dado casos en el pasado.

Las etiquetas, el complemento perfecto

La efectividad de cámaras y arcos se complementa perfectamente con las llamadas etiquetas o alarmas, que se colocan en los productos para evitar su robo.

Su funcionamiento es sencillo: cuando se van a atravesar los arcos de seguridad, estas alarmas pitan si previamente no se ha quitado el antirrobo en caja, alertando al personal de seguridad de la infracción cometida. Esta alerta es acústica y, en ocasiones, también visual, con una señal roja.

Unas de las más comunes son las etiquetas rígidas con clavo, usadas normalmente en textiles y complementos, pero también destacan las etiquetas especiales de las botellas, que se colocan en su cuello e impiden su robo y vaciado.

Productos frescos, envasados, cosméticos y artículos de papelería, como libros, suelen llevar una sencilla etiqueta adhesiva antihurto.

En la actualidad, cada vez más productos reciben una protección especial ante el temor de que sean robados. Algunos de los últimos artículos a los que los supermercados están dando un extra de seguridad son botellas de aceite de oliva o tarrinas de helado.

De hecho, el aumento del precio del aceite ha hecho que sea un producto cada vez más cotizado, por lo que los supermercados están empezando a recurrir a las alarmas cuello de botella, similares a las que llevan las bebidas alcohólicas.

Las cajas antirrobo, otro aliado de los supermercados

Más allá de las etiquetas, estas cajas antirrobo, también conocidas como carcasas antihurto, son de mucha utilidad en los supermercados. Se trata de cajas de policarbonato que protegen al producto e impiden su robo, saltando también la alarma al atravesar el arco de seguridad.

Aunque están disponibles en una gran cantidad de tamaños y formas, las más habituales en los supermercados son las que contienen cuchillas, maquinillas de afeitar, pilas o perfumes.

Candados, otra forma de proteger los productos

Este sistema se caracteriza por ser un tope que se pone en el extremo del gancho colgador e impide que el potencial cliente pueda sacar el producto de la varilla en la que está colgado. Eso sí, es posible tocarlo, y contemplar sus características sin ningún problema.

Es un mecanismo muy económico que reduce de una manera muy importante los hurtos, ayudando, por tanto a incrementar la seguridad en los comercios y establecimientos

Detectores de bolsas metálicas para evitar el robo

La tecnología ha ido evolucionando en los últimos años para evitar remedios caseros de los ladrones, como la utilización de bolsos forrados de metal o de papel de aluminio para interferir en la señal.

De esta manera, los sistemas detectores advierten mediante señal acústica cuando una persona intenta valerse de estas triquiñuelas para acceder al comercio.

Este tipo de mecanismos pueden ser independientes a los arcos antihurtos o pueden ir integrados en ellos, proporcionando la ventaja del ahorro del espacio. Gracias a estos sistemas, la seguridad de los supermercados aumenta considerablemente, reduciendo las pérdidas por robo.

Por otro lado, recordemos que los supermercados tienen un margen de beneficio medio anual del 2%, del que un 1% se lo llevan los hurtos. Una situación extrema que obliga aumentar las medidas de seguridad y así disuadir a todos aquellos dispuestos a caer en la tentación de llevarse algún producto sin pasar por caja.

Además, la inflación actual y la subida de los costes de la energía han provocado un encarecimiento de la cesta de la compra que algunos consumidores no pueden asumir, lo que hace que los supermercados deban potenciar sistemas de videovigilancia y otros mecanismos de control para conseguir evitar los tan temidos hurtos.

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