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Los sensores de movimiento son imprescindibles en cualquier sistema de seguridad. Son dispositivos electrónicos que funcionan por infrarrojos, capaces de detectar el movimiento a través del cambio de temperatura en la estancia. Existen sensores de movimiento para interior y exterior.

Cuando los sensores de movimiento detectan cualquier tipo de movimiento, mandan la señal al panel de control que es el encargado de enviar los avisos a la central receptora de alarmas, desde donde se comprueba si es o no una intrusión.

Se colocan en las zonas de paso de la vivienda o negocio: puertas, escaleras, pasillos… Es decir, aquellas zonas por donde se pasa obligatoriamente para moverse por la vivienda o local. Están a prueba de sabotajes, si alguien intenta moverlos o romperlos, activamos la alarma al instante.

Los sensores de movimiento tienen hasta 10 metros de alcance con un ángulo de 90 grados y son el aliado perfecto para garantizar la protección de tu casa o negocio, estés o no dentro. Además, son inmunes al movimiento de mascotas, por lo que puedes activar tu alarma mientras que las mascotas se mueven libremente en el interior.

Incluido en cualquier kit.