Mucho ha llovido desde que August Russell Pope inventará allá por mediados del siglo XIX la que se considera la primera alarma de la historia. Era un dispositivo a pilas que hacía sonar una campana mediante la vibración de unos imanes activados por la corriente eléctrica.
Hoy, estos dispositivos han alcanzado un nivel de sofisticación inimaginable. Por eso ya no tiene sentido hablar de ellos como simples sistemas de seguridad. Van inevitablemente ligados a los detectores y sensores.
Sí, esos aparatos que sirven para identificar movimientos, humo o humedad, son el alma máter de toda esta tecnología. ¿Y cuántos tipos de sensores de alarma hay? Bueno, aunque a simple vista parece que pocos, la realidad es que el mercado es casi infinito.
Pide y se te entregará. Hay alarmas para todos los tipos de situaciones de peligro que te puedas imaginar. Con los años la tecnología ha ido evolucionando para responder a estos factores y entregar una respuesta unitaria bajo el mismo hardware.
Por eso, si estás pensando en contratar una alarma para casa o para tu negocio, es interesante que sepas realmente que vas a adquirir. No te dejes guiar únicamente por las promesas comerciales y los precios. En este caso la información te ayudará a tomar una decisión más consensuada.
¿Cómo funciona el sensor de la alarma?
Antes de entrar en los distintos tipos de sensores para alarmas, es conveniente que expliquemos a grandes rasgos cómo funciona esta tecnología. Como ya imaginarás, sensores hay en decenas de industrias y sectores.
Es normal. El propio sensor no deja de ser un componente capaz de variar una propiedad perceptible ante lo que se conoce como “variables de instrumentación”. Vamos, magnitudes físicas o químicas como luz, temperatura, aceleración, humedad o presión, entre otras.
Tal y como explican desde Dewesoft, el sensor “convierte un fenómeno físico en un voltaje analógico medible (o, a veces, una señal digital) transformado en una pantalla legible para humanos o transmitida para lectura o procesamiento adicional”.
Su funcionamiento no dista de lo que inventó Pope en 1853, con corrientes de electricidad. Si hay tanta variedad es porque los chips han ido sustituyendo a los imanes como referentes activar la respuesta. En nuestro caso, una alarma asociada a una señal sonora o visual.
Alarmas con sensor de movimiento
Es el apartado que más tipos de tecnologías ofrece. Al fin y al cabo, las alarmas con sensor de movimiento son las más solicitadas por la protección que ofrecen a la hora de vigilar la intrusión de terceros en determinados espacios.
Al usuario no le importa tanto lo que haga el ladrón dentro de su casa, sino simplemente si ha entrado. Es así porque eso mismo ya es constituyente de delito. Lo que hurte a posteriori solo es un agravante que varía dependiendo de cada caso.
Por lo tanto, si hablamos de tipos de sensores de alarmas, tenemos que deteneros un poco en las alarmas con sensor de movimiento. Especialmente si lo que buscas es una cámara de videovigilancia.
Alarma con sensor de movimiento pasivo o PIR
Es la alarma más frecuente. Se la llama “pasiva” porque no emite energía por sí misma. Lo que hace es detectar la luz infrarroja que emiten los distintos objetos. Obviamente, las personas desprenden calor y por tanto radiación.
Al detectar una variación del parámetro, el sensor piroeléctrico envía una señal eléctrica que produce la reacción de la alarma. Es una tecnología con buen radio, precio competitivo y fácil de instalar. Eso sí, sufre con obstáculos como paredes y cristales.
Alarma con sensor de movimiento de microondas (MW)
Tienen el mismo objetivo que los sensores PIR, pero estos sí emiten energía propia. Funcionan concretamente con pulsos de microondas. Es un sistema similar al que utilizan los murciélagos para guiarse sin necesidad de usar la vista.
El dispositivo emite ondas y mide el tiempo que tardan los objetos en devolverlas. Si hay algo en movimiento, cualquier perturbación en el campo de ondas electromagnéticas generadas, hace saltar la alarma.
Las alarmas con sensor de movimiento microondas tienen un alcance muy superior, aunque también padecen mayor índice de avisos falsos; son muy sensibles a mascotas, coches del garaje y otros movimientos.
Alarmas con sensor magnético
Son dispositivos mucho más sencillos pero no por ello menos efectivos. Las alarmas con sensores magnéticos son capaces de detectar la apertura de puertas y ventanas. Simplemente con eso ya puedes saber si un ladrón ha entrado en casa u local.
Y ¿cómo funcionan? Pues básicamente con los imanes que ya conocemos de la primera alarma de la historia. El sensor mantiene una corriente eléctrica por los pasadores a proteger. Al abrir la puerta ese circuito se rompe y activa unos imanes que comienzan a vibrar.
Las alarmas con sensor magnético se suelen vender acompañadas de otros dispositivos. Por eso no tiene sentido que empieces a buscar alarmas de este tipo, ignorando proteger el resto del espacio de tu vivienda o negocio.
Alarmas con sensores de impacto y vibración
¿Y si te desguazan la apertura de la ventana? En ese caso no estarían abriéndola, y por tanto no harían saltar a la alarma con sensor magnético. Para este tipo de situaciones están las alarmas con sensores de impacto y vibración.
Estos dispositivos son capaces de detectar ondas de choque de cierta intensidad de una superficie. Normalmente se utilizan para ventanas y zonas acristaladas aunque también cumplen un papel de protección digno en paredes contiguas a espacios a vigilar.
Las alarmas con sensores de impacto y vibración son prácticamente infalibles. El ladrón podrá esquivar la alarma con sensor de movimiento pero no este otro tipo de tecnología. Eso sí, hay quienes prefieren instalar alarmas menos sensibles. Estas saltan a la mínima (imagina un terremoto o vendaval).
Alarma con detector de rotura de cristal
Es el siguiente paso al sensor de impacto y vibración. Para que la alarma con detector de rotura de cristal se activa debe haber una fractura total o parcial del cristal sobre el que se instala. No hay medias tintas.
¿Cómo funciona? Pues aunque no lo creas, ignora por completo el tema de las vibraciones. El detector de rotura de cristal trabaja con frecuencias de sonido. Eso sí, lo hace con un nivel de precisión casi mágico.
El cristal al romperse emite un sonido muy específico a unos decibelios e intensidad característicos. El sensor tiene un micrófono a través del cual capta el sonido y activa la alarma si coincide con los parámetros que comparte.
Alarma con detector de humo
Son casi con toda seguridad el más famoso de todos los tipos de sensores de alarmas. De hecho en la mayoría de países ocupan un papel obligatorio para determinadas infraestructuras e inmuebles. Sí, hablamos de las famosas alarmas de incendios.
A diferencia de lo que muchos piensan, esta no funciona captando el fuego. Lo hace con un detector de humo capaz de medir la cantidad de partículas sólidas que hay en suspensión como producto de una combustión incompleta.
No hace falta que te digamos que resultan fundamentales en casi cualquier tipo de inmueble. En viviendas por cuestiones lógicas y en oficinas y demás locales por la presencia de gran cantidad de aparatos y conexiones eléctricas.
Alarma con detector de inundación
¿Crees que nunca vas a sufrir una inundación? Para que te hagas una idea, durante los últimos 25 años, 69 de cada 100 euros que ha indemnizado el Consorcio de Compensación de Seugros (CCS) se ha debido a esa misma causa.
Para evitarlo puedes y debes apostar por una alarma con detector de inundación o humedad. Este dispositivo está conformado por dos aparatos conectados entre sí por un cable. Uno se sitúa a nivel de suelo y otro ligeramente por encima.
El primero detectará la presencia de agua en el suelo y el segundo será el que haga saltar la alarma. Es un sistema que resulta muy útil en almacenes donde hay riesgo de perder los bienes, y en sótanos o azoteas de viviendas a las que no solemos prestar tanta atención.
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