Si has tomado la decisión de instalar una o varias cámaras de seguridad en tu vivienda o local, al escoger el dispositivo seguramente te hayas topado con multitud de opciones. Cada fabricante te va a vender su moto, y al final vas acabar tomando la decisión por impulso.

¿Son todas las mejores? La realidad es que cada una tiene un funcionamiento distinto. Por eso lo ideal es familiarizarse con ellos antes de elegir cuál se adapta mejor a tus necesidades. De todas las tipologías, las cámaras IP son una de las más escogidas del mercado.

¿Qué es una cámara IP?

Si has empezado a buscar por internet o has acudido a algún sitio especializado en seguridad, una de las opciones que te habrán ofrecido seguramente sea una cámara IP. Te contamos brevemente qué son y cómo funcionan.

Una cámara IP (internet protocol) es básicamente una videocámara con un sistema diseñado para enviar imágenes de vídeo y señales de audio a través de internet. Esta conexión que sostiene su funcionamiento puede llevarse a cabo bien con un router, bien mediante una red inalámbrica (WiFi).

Su nombre proviene de la misma dirección IP del ordenador. Y hablando de PC, una de las principales ventajas de estos aparatos de videovigilancia es que facilitan el acceso a las imágenes capturadas desde cualquier dispositivo con conexión a Internet: móvil, tablet y demás.

Estas cámaras además cuentan con almacenamiento de datos, por lo que aparte de acceder a las imágenes en tiempo real, podrás acceder a grabaciones anteriores para hacer todas las comprobaciones que necesites.

Las cámaras IP se ofrecen por una amplia variedad de precios. Puedes adquirir una desde 25-30 euros o gastarte mucho más si lo que buscas es un modelo más sofisticado.

¿Cómo configurar una cámara IP?

Una vez tengas tu cámara IP, es importante que conozcas los pasos más importantes para su instalación y configuración.

Primero, claro está, debes decidir dónde vas a colocarla. Parece algo obvio, pero si la conexión de la cámara funciona mediante cable, deberás tener en cuenta, por ejemplo, la distancia con el router donde la vayas a conectar.

Busca una posición elevada a la que no pueda acceder nadie para manipular el dispositivo. Procura que el ángulo sea el correcto y no haya nada en los laterales que obstaculicen la visión. Comprueba que la imagen está bien enfocada para que sea lo más nítida posible.

Una vez decidida la ubicación, conéctala a tu router mediante el móvil o simplemente utilizando un cable de conexión de los de toda la vida. Hecho eso tocará identificar su dirección IP.

Lo más habitual es que esta dirección se encuentre en la caja del dispositivo, pero mucho cuidado, porque hay otras alternativas igual de plausibles:

  • Software de la cámara de seguridad: esta es la forma más sencilla, ya que solo hay que consultar a través del ordenador el software de la cámara para que este nos de la dirección IP.
  • Software de configuración del router: como la cámara ya estará conectada al router, puedes acceder directamente a su software y consultar los dispositivos conectados.
  • Herramienta de búsqueda online de cámaras IP.

Cuando hayas obtenido este dato, introdúcelo en el motor de búsqueda de tu ordenador, y con ello tendrás acceso a la configuración. Podrás cambiar la dirección IP en caso de que no sea fija y elegir el usuario y contraseña para, más adelante, acceder desde cualquier dispositivo.

¿Qué es una cámara wifi?

Es importante que entiendas que una cámara wifi es un tipo de cámara IP. Sí, su configuración y el funcionamiento son exactamente iguales. Necesitan conexión a internet y permiten el acceso —y almacenamiento en tiempo real a las imágenes.

¿Cuál es entonces la diferencia? Pues que este tipo de dispositivos de seguridad siempre funcionan de forma inalámbrica. Sí o sí. Aquí no hay posibilidad de coger un cable en caso de que la disposición de los elementos no nos convenga.

Diferencias entre cámara IP y cámara wifi

Aunque las dos se encuentran dentro de la misma tipología y su funcionamiento es similar, ambas presentan una serie de ventajas y desventajas diferenciales. De hecho, la misma cuestión del cable es algo muy importante a tener en cuenta.

En caso de elegir una cámara IP por cable para conectarse al router, es probable que necesites adaptar el espacio o incluso hacer algún tipo de obra para esconder ese cableado (sobre todo si quieres que la cámara pase desapercibida).

La cámara WiFi en cambio no, no necesita cable. Esto, más allá de simple estética, la convierte en aparato mucho más accesible para determinadas viviendas. Y lógico, este es un factor determinante de compra crucial. ¿Cuál es el otro? Pues el dinero, claro.

Una cámara IP, que como ya hemos dicho necesita uno o varios cables además de una adaptación del espacio, va a ser siempre más cara que una cámara wifi. La distancia entre una y otra dependerá de la marca, de las calidades de fabricación y hasta de las funciones incluidas.

Y si hablamos de calidad de materiales, también debemos mencionar los píxeles. Es cierto que la posibilidad de conectar la cámara de forma inalámbrica proporciona algunas ventajas, pero hay que tener en cuenta que la fuerza de esta conexión está directamente relacionada con la nitidez de las imágenes que se van a grabar.

Es decir, si la conexión con el router no tiene banda suficiente, por ejemplo, por una cuestión de distancia, las imágenes y el audio captados por el dispositivo pueden perder calidad. Normalmente, la conexión inalámbrica es menos estable y más susceptible a interferencias que la conexión por cable.

Ah, y no nos podemos olvidar de la cuestión de la seguridad del propio sistema. Las cámaras wifi ofrecen un sistema menos fiable; es más fácil que alguien pueda acceder a su sistema para manipularlas o inutilizarlas.

En este sentido, una conexión por cable, aunque más cara y con una instalación algo más compleja, proporciona mejores imágenes y una mayor seguridad. ¿Estás decidido a apostar por un sistema de videovigilancia?

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