Las cámaras de videovigilancia son los dispositivos de seguridad más frecuentes en oficinas. La ley de protección de datos permite que cualquier persona física o jurídica utilice este método con respaldo. Eso sí, en caso de instalar cámaras, es obligatorio informar con un cartel.

La cuestión es que, más allá de decidir si instalar o no estos sistemas, lo complicado termina siendo escoger cuál se va a colocar. El mercado está repleto de alternativas interesantes. Y sí, entre ellas una de las más populares es la cámara térmica. ¿La conoces?

Qué es una cámara térmica

No hace falta ser un lince. Por el nombre ya sabrás que este tipo de cámaras están relacionadas con la temperatura. Sí, una cámara térmica es aquella que emite rayos infrarrojos que permiten detectar la temperatura de los objetos de su campo de visión.

Funcionan con lo que se conoce como "termografía infrarroja". Se trata de una técnica a través de la cual se puede visualizar el campo de temperatura de la superficie de un objeto o una persona. De esta forma, se crea una imagen con colores fríos y cálidos en función del calor detectado.

Las cámaras térmicas, gracias a esta nueva tecnología, captan el calor que desprenden los objetos que aparecen en la escena que se está grabando. El resultado es lo que se conoce como termograma o imagen infrarroja.

Para qué sirve una cámara térmica

¿Cuál es la utilidad de captar la temperatura y qué tiene eso que ver con la seguridad? Como cualquier otro tipo de sistema de videovigilancia, una de las funciones de las cámaras térmicas es la de detectar la presencia de intrusos en nuestras instalaciones, entre otras cosas.

En las empresas, su utilización se ha extendido mucho últimamente.. Pero, ¿qué ventaja ofrecen con respecto a las cámaras tradicionales? Pues son una gran opción si las condiciones del entorno lo requieren.

Piensa, por ejemplo, en una nave industrial situada en un descampado, donde haya elementos que dificulten la visibilidad: follaje, humo, polvo o incluso niebla.

En estos casos, la visión térmica resulta mucho más útil que la convencional, ya que permitirá detectar la presencia de una persona en espacios donde la cámara tradicional no podría.

Por otro lado, son también un método muy efectivo si el perímetro que necesitamos vigilar es demasiado grande para tenerlo totalmente iluminado. En zonas oscuras, las cámaras normales de videovigilancia no servirían, por lo que una cámara térmica sería una elección ideal.

Sin embargo, no todo lo relacionado con la seguridad tiene que ver con evitar un robo. Este tipo de cámaras también tienen muchas utilidades en lo que respecta a la seguridad de las personas. Lo hemos visto claramente con la pandemia de COVID-19 de los últimos años.

Las cámaras térmicas se han utilizado en muchos espacios para medir la temperatura corporal de la gente, especialmente en zonas grandes como estaciones de tren, aeropuertos, o empresas muy grandes en las que cientos de trabajadores cruzan las puertas cada día.

Lo de medir la temperatura de espacios también resulta práctico para prevenir accidentes en cadenas de producción. Detectar una elevada temperatura en un punto determinado ayuda a evitar incidentes, cortocircuitos, incendios, etc.

Cómo elegir la mejor cámara térmica

Ahora que ya sabes qué son las cámaras térmicas y cuáles son sus funciones, vamos a explicarte qué características tienes que valorar para elegir la opción que mejor se adapte a tus necesidades.

  • Material de fabricación: Este no suele afectar a la calidad de medición de la temperatura, pero si vas a colocar la cámara en exteriores, o en interiores donde se concentre mucho calor, deberás escoger un modelo fabricado con material resistente.
  • Rango de medición: Lo habitual es que estas cámaras detecten entre 40 y 320 grados. No obstante, hay modelos de gamas superiores que captan mucha más temperatura. Las gamas medias alcanzan los 650 grados, y las profesionales los 1200. Ten presente a mayor rango, mayor precisión.
  • Compatibilidad: Aunque parezca algo evidente, no compres ninguna cámara antes de haber comprobado que tenga compatibilidad, especialmente para reproducir con precisión las imágenes captadas.
  • Alcance: Fíjate en que tenga buena visibilidad a larga distancia.
  • Capacidad de almacenamiento: Memoria para guardar lo grabado.
  • Sensibilidad: Que su funcionamiento sea correcto incluso en los espacios más oscuros.
  • Resolución: Las gamas básicas cuentan con 80x60 y 120x90 píxeles. Las gamas medias, con 160x120, 220x165 y 240x180 píxeles. Y, las gamas profesionales, con 260x195, 320x240, 640x480 píxeles. A mayor resolución, claro está, más alto suele ser el precio.
  • Precio: Hay modelos en el mercado por poco más de 50 euros. Aunque el precio siempre es determinante, ya que tendrá que ajustarse a tu presupuesto, no tomes la decisión basándote en la opción más barata, ya que puedes acabar adquiriendo un producto que no satisfaga tus necesidades.

Vamos, que si tienes un negocio situado en un entorno de poca visibilidad, o bien necesitas un dispositivo que mida la temperatura por cuestiones de seguridad, las cámaras térmicas son la opción de seguridad ideal.

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